miércoles, 17 de diciembre de 2014

REMEMBRANZAS


De los olores

Pienso que si existe algo con un real poder evocativo, son los olores. Creo que el sentido del olfato es el sentido más subestimado, de tal manera que muchas veces somos inconscientes del gran efecto que en nosotros produce. Hasta el 2007 no recuerdo ningún olor en especial, ya que formaba parte de la población con cornetes gigantes que obstruían todo el canal olfativo. Esto en cierta forma fue una bendición pues me pude ahorrar un sinnúmero de olores provenientes de los cadáveres (estudios de anatomia, que no se piense otra cosa) y las secreciones humanas. Pero después de la turbinoplastia (cirugía de cornetes), se abrió un nuevo mundo para mí y comencé a ser más perceptiva.

Una persona puede ser recordada por las imágenes que tenemos de ella, su voz, ciertas canciones, lugares, etc. Sin embargo, con una buena dosis de tiempo, estos recuerdos pueden llegar a tornarse borrosos… menos el recuerdo de su olor. Si cierro los ojos y pienso en ello, se me dificulta evocarlo pero es suficiente con olerlo por un instante para revivir la presencia de la persona. Ese olor es la mezcla de su humor, su perfume, su sudor, su ambiente.

El poder de atracción que ejerce el olor de alguien puede ser tan o más fuerte que la atracción física. Tal vez sea por eso que llaman feromonas, esos mensajeros químicos que provocan comportamientos específicos en seres de la misma especie, tanto para atraer como para repeler (aunque aún no han sido del todo demostradas en los humanos). La atracción que sentí por A  se debió en gran parte a su olor. Creo que en este momento, es el recuerdo olfativo que más llena mi mente y el que más me llena de bienestar. Dormir abrazada al perfume que deja impregnado en su ropa es lo más cercano a dormir con ella.

Hay olores que me tranquilizan, generalmente los que evocan a mi madre o la casa de mis padres.  Cuando estaba angustiada o ansiosa, C me hacia recostar mi cabeza en su cuello para percibir su olor y era como un calmante. Son aquellos que te hacen sentir que estás en un lugar seguro. Y eso que no tienen que ser necesariamente los más agradables!! La casa de mis padres puede oler a eucalipto mezclado con madera, polvo y cuarto cerrado.  Y si estás de malas, puedes llegar en el momento en que a mi padre le dé por hervir brócoli…. Entonces huele a pedo, como dijo una vez un estudiante de mi hermana.

Están también los olores que evocan memorias desagradables. Aunque me vi bastante expuesta, nunca pude superar el olor a muerte. No el de los muertos del anfiteatro, puesto que éstos llevaban la máscara del formol. Es el olor de los muertos de la morgue, esa mezcla de descomposición y fatalidad, de la desesperanza tangible en el ambiente que los rodeaba.

Tengo adicionalmente, recuerdos olfativos académicos. Por el olor puedo distinguir en ciertas infecciones, si es causada por bacterias o por hongos. Incluso me permite discernir entre diferentes carcinomas cutáneos.


De las canciones

No tengo ninguna canción que instantáneamente me ponga feliz. Si una canción me gusta mucho, me suele generar unas emociones diferentes a la felicidad, mas ligadas hacia el sentir melancólico o nostálgico. Y si me recuerdan a alguien que ya no está, no las puedo dejar de escuchar porque en cierta manera constituyen un masoquismo placentero.

Hay canciones que me generan bienestar y me tranquilizan, por ejemplo las de Cranberries, Madredeus y The Carpenters. Los dos primeros son por ello unos de mis grupos favoritos pero el último no es que me guste especialmente. Sin embargo es como el olor de casa… evoca a mi madre que era quien los oía sentada a mi lado leyendo en una plácida tarde de domingo.

Están las canciones que independientemente de que te gusten o no, evocan momentos felices o personas a quienes se quiere o se quiso mucho. Juan Fernando Velasco y Laura Pausini son de cortarse las venas y según algunas personas, un mancha en mi gusto musical. Pero a mi me agradan porque me recuerdan mi época pereirana y las personas que estuvieron en ella. Gilberto Santarrosa , Jerry Rivera y Def Leppard acompañan memorias de adolescencia en un conjunto cerrado. Ciertas canciones electrónicas me llevan al Closet y a la rumba con mis tres chicos. Las primeras canciones de reggaeton traen a mi mente a N, al combo alpinito y a mi familia gay. Little Boots y Blonde Redhead rememoran un feliz tiempo reunida con mi tribu de chicas. Y canciones como “Cariñito”, las de Pastor López y “faltan 5 pa’ las 12”, evocan un diciembre familiar y a mi tierra.

Tengo la costumbre de escuchar autores musicales locales de los lugares que voy a conocer, antes y durante el viaje. Después de que ha transcurrido, escuchar estas canciones equivale a fotos mentales de los sitios visitados y generan por tanto recuerdos muy agradables. Por ejemplo, no hay nada que me reviva tanto las calles melancólicas y románticas de Portugal como lo hace el fado. El grupo Muszikás rememora un pueblito húngaro de casas blancas escondido entre montañas y custodiada por un castillo medieval. Bebé y Chambao sonaron en carreteras españolas rectas rodeadas de campos de olivos.

Claro, están también las canciones que traen recuerdos dolorosos porque se asocian a personas que te rompieron el corazón o que ya no están. “Dia tras dia”, “Animal Instinct” y “Volando entre tus brazos” me generan todavía un pequeño nudo por ahí dentro.


De la comida

Creo que los mejores recuerdos asociados a la comida son los de tu tierra natal cuando viajas. Regresar del exterior y comerse una arepa paisa, un jugo o un ajiaco, constituyen la felicidad total. Existen comidas que no suelo consumir con regularidad pero que me recuerdan a una persona en especial porque siempre lo comía en su casa. Las galletas Saltinas de mantequilla en la casa de Patus y el milo mezclado con café donde Richi hasta que vivieron en Colombia. Los calados con queso crema Kraft en la casa de C. El cereal de Cinnabon y el queso campesino de Ubaté donde A. Es como con los amigos que iban cuando vivía en la casa de mis padres, siempre llegaban a comer uvas y el queso comodín (un tipo de queso que vendían frente al conjunto y que no se sabía si era pera, mozarella, doble crema o un revuelto de todos).

No tengo comidas que me evoquen recuerdos desagradables, ni siquiera si la comida como tal fue nauseabunda. Creo que lo más repulsivo que me he comido fue una médula ósea de algún animal bovino fránces, era una sangre coagulada grasosa que parecía gelatina y esparcías sobre el pan… Aunque me acuerdo y me produce náuseas, el recuerdo viene endulzado por la compañía de Chloe, asi que a la final la pasé muy bien en dicha velada.


De la ropa

Como no tengo mayor interés en la ropa, ésta no me trae recuerdos demasiado importantes. He guardado algunas prendas que me acuerdan de épocas en que las que me vestí de forma bastante curiosa. Está por ejemplo, una blusa del tiempo fluorescente de mi pubertad y una camiseta negra con calaveras sangrantes de mi adolescencia “metalera”.



Bueno Li, estas son mis primeras cinco del viernes, espero que te haya satisfecho mi largo escrito!! Como sé que es posible que me demore en volver a escribir, lo hice extenso. Para el que quiera conocer las 5 preguntas:

1. Smells, and memories. Do you have a scent that when you smell it, brings up a memory? Do share.
2. Songs. Is there a particular song that brings back happy memories? Song title and memory, if you care to share that much.
3. How about a song that brings up painful memories? Song title and memory, if you care to share that much.
4. Food. Is there a certain food that conjures up memories?
5. Clothing? Do you have an item of clothing or if you see a certain item, does it make you think of a time/place or person?